Monday, December 9, 2024

LOS 40 PRINCIPALES

El 8 de noviembre fui al estadio Palau Sant Jordi de Barcelona a la entrega de los premios a los 40 temas de música más populares de España en 2024. Al recibir la invitación pensé que sería una buena experiencia a nivel educativo, ya que asistía sin experiencia alguna en cuanto al programa de los 40 principales. Parecía muy buena oportunidad, ya que estos premios se suelen celebrar en otras ciudades que no en Barcelona. 

Para empezar me sorprendió la cantidad tan grande de personas asistiendo. ¡Unas 15,000! Todo a lo GRANDE! Calculé que para esa noche el gasto en iluminación, técnicos de sonido y buildup del escenario habrá sido en torno a medio millón de Euros. Llegaba bien de tiempo pero el tumulto y el espacio tan grande empezó el espectáculo mientras buscaba mi butaca en la oscuridad. Incluso antes de llegar a sentarme me percaté con asombro de que llevo unos 25 años sin incorporar casi nuevos temas a mi repertorio musical. Osea, que posiblemente el 80% de las canciones que me encantan son del siglo pasado. 

Con lo cual era de suponerse que de las tres horas de espectáculo aquella noche sólo reconocí un grupo, Los Estopa, de cuya canción logré murmurar el refrán y como aportación de mi hija reconocí dos nombres más, Maluma y Lola Índigo. Justo detrás mío estaban sentadas un grupo de amigas, chicas jovenes, que regocijaban cada vez que subía un artista al escenario. Se sabían todos los temas. Cantaban con sentimiento, con conocimiento de causa. ¡Fascinante!  

Ando tan ocupada entre criar a mi hija, el trabajo y llevar la casa que casi ni escucho música. Con lo cual ya casi mi único contacto con la música es a través de mi hija, quien me ha presentado temas como Tacones Rojos de Sebastián Yatra y Rotten to the Core de The Descendants de Disney. 

Desde que mi hija cumplió siete años vengo pensando en renovar mis playlists para mantenerme relevante con ella y sus amigas. Uno de los grandes regalos de tener una hija de mayor es que no queda otra que ponerse al día a marchas forzadas. Cada vez que la veo bailar afianzo esa promesa a mi misma y escucho atenta.  

 De esa noche de los 40 Principales me quedó gustando Benson Boone, cuya estética me recuerda mucho a Fredy Mercury, Teddy Swimis porque tiene una voz preciosa y la canción Ohnana de DJ Agus Lima. Y aunque mi autoreflejo es de rechazo al narcoglamour, he de reconocer que el colombiano El Kapo no me disgustó del todo. 

Saturday, November 23, 2024

"INTENTAREMOS" ATERRIZAR EN ESTAMBUL

Era jueves y llegué al aeropuerto de Izmir dos horas antes de mi vuelo. Me tomé un te turco con baklava mientras esperaba a embarcar mi vuelo a Estambul.  Delicia. 

El cielo estaba casi negro y se notaba un viento frío. Pero nada que me alertase de manera especial. Esa mañana al despertar abrí la puerta de mi balcón que daba al mar egeo. Olía a sal, las nubes formaban bultos que parecían cargados de carbón y el horizonte estaba denso.

Despegamos con normalidad. Pasados 30 minutos empecé a notar turbulencias que no cedían y por momentos aumentaban con los estruendos de una tormenta que parecía perseguir nuestro avión. De repente empezamos a inclinarnos de un lado al otro con contundencia. Mientras flotábamos a la merced del viento. recordaba los cientos de aviones de papel que le hice a mi hija cuando era pequeña. Encendí mi pantalla para mirar el flight tracker. Vi con alivio que quedaban :20 minutos restantes de vuelo. 

El avión se continuaba meneando. El resto de pasajeros se notaban intranquilos. Cuando quedaban sólo 4 minutos para aterrizar mi silla empezó a vibrar y a sacudir con una intensidad preocupante. Miré la pantalla y ponía que quedaban :25 minutos de vuelo. Después de un largo rato volví a mirar y otra vez quedaban menos de 5 minutos para aterrizar. Pero nuevamente volví a ver que restaban más de 20. 

La ruta en la pantalla no tenía sentido. Parece que entrabamos en bucle. El piloto no decía nada. El avión continuaba zarandeándonos sin piedad. Miré a mi alrededor y había un silencio aterrador. Muchas personas tenían los ojos cerrados. El piloto por fin estableció comunicación y nos dijo que había una tormenta y que no lograríamos aterrizar en ninguno de los dos aeropuertos de Estambul. 

Al rato el piloto nos explicó que procederíamos a desviarnos a la ciudad de Bursa. Entre tanto, ya había empezado el coro de gente vomitando y se oía algún que otro sollozo entre la vibración del avión por un viento que luego descubrí en las noticas alcanzó los 130km/hora. Cerré los ojos y me agarré de la silla del frente. Oí un estruendo que me forzó a abrir los ojos. Noté que mis dedos estaban agarrotados de sostener la silla con tanta fuerza. Me ardían los ojos. Descubrí que había llorado tanto que se mezclaba mi crema de cara con las lagrimas y la combinación quemaba mis ojos. 

Logré recordar las palabras de David Hawkins: "nuestras reacciones, también el miedo y el pánico, son una elección..." Entonces tuve un pensamiento que me situó para poder componerme y aceptar el resultado de esta experiencia con plenitud y gratitud: ¡mi hija ha cumplido su primer ciclo de 7 años de vida! He logrado criar a Alexandra Caro Nita hasta los 8 años. Que regalo más estupendo. Mi nena tiene una muy buena base para afrontar la vida. Está rodeada de gente que le quiere. Su padre le adora y si crece a su lado, Alexandra será la que cría al padre. Que experiencia más enriquecedora para ella. Que suerte de vida.    

Me sentí liberada. Plena. Preparada para morir si era lo que tocaba. Afortunadamente aterrizamos en Bursa y las 3 horas que tuvimos que esperar dentro del avión con el olor a vomito mientras que los servicios de emergencia atendían a otros pasajeros que necesitaban cuidados médicos me supieron a gloria. 

Mientras repostaban combustible el piloto nos explicó que volveríamos a despegar e "intentaríamos" otra vez el aterrizaje en Estambul. Claro, lo normal es que te avisen que aterrizarás en tu destino.. no que se hará un "intento" de aterrizar. Me entró la risa. Nos reímos varios. 

De normal el vuelo de Izmir a Estambul tarda una hora. Llegamos a Estambul cinco horas después de despegar de Izmir y al bajar del avión me hice una nota mental de no dar por hecho algo tan importante como poder pisar tierra firme.


                                                      La ruta de la primera parte del vuelo
 

Sunday, November 17, 2024

¿ya está? ¿esto es lo que hay?

Correr, correr y correr.

Observo en mi comportamiento un claro patrón de llegar a un sitio nuevo y construir una vida para luego, como se dice en España, "salir por patas".

En Washington D.C. monté un lindo apartamento en Tunlaw, al lado de Georgetown University. Cuco, con una cocinita pequeña pero muy completita, una ventana que daba a unos lindos jardines, tenia un trabajo con un claro camino hacía un buen futuro en la capital de la nación. Me gradué de la prestigiosa American University. Y cuando tenía todo alineado y listo para despegar... me mudé a Alemania.

En Colonia tuve no uno, sino varios apartamentos realmente bellos, el que más me encantó y donde estuve más años estaba en Choldwigplatz. Daba a un verdísimo patio interior. Mi carrera iba bien, parecía que podía establecerme en Alemania. Con lo cual, decidí mudarme a España. 

Construí varias vidas en diferentes ciudades: Madrid, Burgos y Barcelona y no sólo eso, sino varias veces en cada ciudad. Cuando todo estaba perfecto, cuando encontré la plantita perfecta para aquella esquina de la casa que le faltaba un poco de verde .. ¿que hice? ... mudarme a China. 

Mi apartamento en Beijing era también muy bello, en la 50ava planta de un gran edificio, a pocos minutos andando de la universidad de Pekín. Todo pintaba bien y claro, me marché una vez estaba todo montado. 

Etc. Etc.  

Siempre he asumido que estoy como huyendo de algo, tal vez de mi misma. 

Pero hace poco... ya con 51 años... logré ver la razón por la cual marcho de los sitios constantemente. Estaba en casa mirando mi apartamento de ahora, pensando en que tal vez me quede en Barcelona, pero me TENGO que cambiar de zona, a una más verde, menos trajinada, con menos turistas, con mejores colegios, etc. Y de repente identifiqué aquella dinámica que me lleva siempre a buscar otro sitio. 

Siento como una especie de vergüenza en admitir que he llegado al sitio donde tengo que estar. No me cabe en el ego afirmar que el sitio donde estoy es el que me corresponde. Osea, que no hay algo mejor para mi en otro sitio. Que no estoy yendo hacia una opción mejor, con gente más inteligente, refinada, de mejor alcance económico, más educada, que va a su casa de playa cada verano, que en invierno marcha a Andorra a esquiar, que habla múltiples idiomas, que son abiertos de mente, etc. 

Es como que si declaro que he encontrado mi sitio significa que he llegado hasta donde soy capaz de llegar... que no hay una "mejor versión" de mi misma.

Entonces, he decidido con propósito y aplomo que estoy donde tengo que estar. Que no me voy a otra zona a buscar lo que no se me ha perdido. Que quiero cambiar esta programación que he identificado. Quiero explorar las oportunidades que este sitio donde estoy ahora me ofrece. Miro a mi alrededor y veo sólo posibilidades. Por fin tengo ganas de vivir la vida que tengo. No una que imagino por ceder antes mis complejos y mis miedos. 

Quiero vivir dentro de mis posibilidades. Quiero habitar las oportunidades que se me presentan. Quiero acoger esto que tengo, apreciarlo, disfrutarlo, amarlo. Que suerte que tengo. Gracias vida. Gracias apartamento. Gracias Barcelona. ¡Gracias Albasarí por existir en este sitio en este momento!!!