Tuesday, June 24, 2025

BODY SHAMING AT 8

Last year Alexandra was in love with herself. 

This year a frenemy at school asked Alexandra how come she already has belly fat. 

At age 8 my lovely Alexandra can't yet realize how perfect she is. This I fear might require decades of ruinous rumination. 

At 8, I watch her scrutinizing her belly, her hair, her tiny little arms in front of a critical mirror. 

Already starting the third grade my daughter officially joins all the rest of us women in the race to constantly adjust, to perfect, to improve ourselves. 

Starting now my little Alexandra will cyclically feel ugly, insufficient and inadequate.

No amount of mommy's love will spare her.

No amount of supportive and admiring comments will convince her of how perfect she is.

My baby joins the ranks of us complexed, compliant ladies.

Welcome Alexandra. I trust I've built a strong foundation for you. 

I love your perfect little body my beautiful baby.  I see all eyes on you. To market to your perceived insufficiencies, to sell you a version of yourself that needs fixing. I keep wishing you could see yourself through my eyes.  But you are in the world. You are of the world and the world will teach you what I can't or couldn't thus far. 





Saturday, May 24, 2025

GRACIAS STEFAN. ERES PERFECTO PARA MI.

Tres años después de graduarme del programa de cáncer del hospital St. Pau, sigo viendo a mi psico oncóloga por privado. Al acabar el tratamiento reconocí que el trabajo espiritual y mental del post-cáncer sería mucho más extenso que el periodo de la quimio y radio y por lo tanto me propuse continuarlo. 
Estoy feliz con la terapia. Siento que me ayuda a destapar y entender los misterios de mi interior. ¡Gracias cáncer por todo lo que me vas enseñando aun. Gracias por la oportunidad de vivir esta versión 2.0 de mi misma!
 
De forma bastante regular uno de los temas que ocupan mis sesiones con la psicóloga es mi relación con Stefan, el padre de mi hija. He pasado por varias etapas de sentimientos hacia esta relación: la atracción, el desengaño, el miedo, la rabia, la indignación, el cansancio mental, el odio, el resentimiento, la negación, etc.
La semana pasada Stefan hizo algo que despertó en mi un malestar inmenso. Entró en casa sin pedir permiso, sin comentarlo después, sin excusarse. Hace ya varios años después de algunas escenas desagradables cambié el cerrojo de casa y le prohibí entrar. 
Pero el otro día mi hija se llevó sus llaves con ella y por primera vez el padre la dejó en casa sin haber llegado yo aún. La nena le pidió de entrar porque le quería mostrar las plantas grasas que sembró en el balcón y Stefan no tuvo mejor idea que entrar en casa y pasar por mi habitación para ver las 3 plantas recién sembradas a una maceta del balcón. 
Llegué a casa ni una hora después y sentí de inmediato la presencia del padre que tal vez estuvo sólo unos minutos y ya había marchado. Sólo al pensar en su cuerpo dentro de mi casa me entró una sensación de pánico. 

Unos días después, en mi sesión le comenté a la psicóloga esta reacción que determinamos es irracional. Al ahondar en esta sensación de sentirme invadida y aviolentada en un espacio que se supone es mio y seguro reconocí que tiendo a trasladar mi sensación de inseguridad en casa, de cuando era pequeña hacia la figura del padre de mi hija. La psicóloga afirmó que ciertamente lo que hizo Stefan no es correcto pero me invitó a observar otra vertiente de esta interacción que es aún más interesante: MI PROPIA REACCIÓN.
De repente entendí las muchas sensaciones incómodas y descolocadoras que siento al interactuar con el padre de mi hija. Comprendí que la Albasarí de los 5, 10 y 14 años aún sufre y se siente desprotegida. Tuve pena por ella. Le abracé. La quiero. Y sobre todo le di gracias a Stefan por despertar estas sensaciones en mi y ayudarme a entenderme. 
Gracias Stefan. Eres perfecto para mi. Me has ayudado a comprender. 
Hoy hablé con Stefan al teléfono y me hizo uno de sus comentarios que hasta ahora me producían rechazo y repelús. Sentí alivio por entender mi reacción. Me reí. El echó a reir también y me dijo que jura que sus comentarios no van a mal. Le creo. Es un crio. Muy inmaduro. Pero no malévolo. No es mi padre, no es mi padrastro. Pero está en mi vida para ayudarme a trabajar ese pasado difícil.   

Hace años la psicóloga me ofreció una versión que no recuerdo exactamente de la siguiente oración para la gestión de los momentos difíciles con esta figura de padre que tendré en mi vida para siempre: "te perdono, me perdono. Eres perfecto para mi. Soy perfecta para ti. Gracias Stefan."

 



Monday, December 9, 2024

LOS 40 PRINCIPALES

El 8 de noviembre fui al estadio Palau Sant Jordi de Barcelona a la entrega de los premios a los 40 temas de música más populares de España en 2024. Al recibir la invitación pensé que sería una buena experiencia a nivel educativo, ya que asistía sin experiencia alguna en cuanto al programa de los 40 principales. Parecía muy buena oportunidad, ya que estos premios se suelen celebrar en otras ciudades que no en Barcelona. 

Para empezar me sorprendió la cantidad tan grande de personas asistiendo. ¡Unas 15,000! Todo a lo GRANDE! Calculé que para esa noche el gasto en iluminación, técnicos de sonido y buildup del escenario habrá sido en torno a medio millón de Euros. Llegaba bien de tiempo pero el tumulto y el espacio tan grande empezó el espectáculo mientras buscaba mi butaca en la oscuridad. Incluso antes de llegar a sentarme me percaté con asombro de que llevo unos 25 años sin incorporar casi nuevos temas a mi repertorio musical. Osea, que posiblemente el 80% de las canciones que me encantan son del siglo pasado. 

Con lo cual era de suponerse que de las tres horas de espectáculo aquella noche sólo reconocí un grupo, Los Estopa, de cuya canción logré murmurar el refrán y como aportación de mi hija reconocí dos nombres más, Maluma y Lola Índigo. Justo detrás mío estaban sentadas un grupo de amigas, chicas jovenes, que regocijaban cada vez que subía un artista al escenario. Se sabían todos los temas. Cantaban con sentimiento, con conocimiento de causa. ¡Fascinante!  

Ando tan ocupada entre criar a mi hija, el trabajo y llevar la casa que casi ni escucho música. Con lo cual ya casi mi único contacto con la música es a través de mi hija, quien me ha presentado temas como Tacones Rojos de Sebastián Yatra y Rotten to the Core de The Descendants de Disney. 

Desde que mi hija cumplió siete años vengo pensando en renovar mis playlists para mantenerme relevante con ella y sus amigas. Uno de los grandes regalos de tener una hija de mayor es que no queda otra que ponerse al día a marchas forzadas. Cada vez que la veo bailar afianzo esa promesa a mi misma y escucho atenta.  

 De esa noche de los 40 Principales me quedó gustando Benson Boone, cuya estética me recuerda mucho a Fredy Mercury, Teddy Swimis porque tiene una voz preciosa y la canción Ohnana de DJ Agus Lima. Y aunque mi autoreflejo es de rechazo al narcoglamour, he de reconocer que el colombiano El Kapo no me disgustó del todo. 

Saturday, November 23, 2024

"INTENTAREMOS" ATERRIZAR EN ESTAMBUL

Era jueves y llegué al aeropuerto de Izmir dos horas antes de mi vuelo. Me tomé un te turco con baklava mientras esperaba a embarcar mi vuelo a Estambul.  Delicia. 

El cielo estaba casi negro y se notaba un viento frío. Pero nada que me alertase de manera especial. Esa mañana al despertar abrí la puerta de mi balcón que daba al mar egeo. Olía a sal, las nubes formaban bultos que parecían cargados de carbón y el horizonte estaba denso.

Despegamos con normalidad. Pasados 30 minutos empecé a notar turbulencias que no cedían y por momentos aumentaban con los estruendos de una tormenta que parecía perseguir nuestro avión. De repente empezamos a inclinarnos de un lado al otro con contundencia. Mientras flotábamos a la merced del viento. recordaba los cientos de aviones de papel que le hice a mi hija cuando era pequeña. Encendí mi pantalla para mirar el flight tracker. Vi con alivio que quedaban :20 minutos restantes de vuelo. 

El avión se continuaba meneando. El resto de pasajeros se notaban intranquilos. Cuando quedaban sólo 4 minutos para aterrizar mi silla empezó a vibrar y a sacudir con una intensidad preocupante. Miré la pantalla y ponía que quedaban :25 minutos de vuelo. Después de un largo rato volví a mirar y otra vez quedaban menos de 5 minutos para aterrizar. Pero nuevamente volví a ver que restaban más de 20. 

La ruta en la pantalla no tenía sentido. Parece que entrabamos en bucle. El piloto no decía nada. El avión continuaba zarandeándonos sin piedad. Miré a mi alrededor y había un silencio aterrador. Muchas personas tenían los ojos cerrados. El piloto por fin estableció comunicación y nos dijo que había una tormenta y que no lograríamos aterrizar en ninguno de los dos aeropuertos de Estambul. 

Al rato el piloto nos explicó que procederíamos a desviarnos a la ciudad de Bursa. Entre tanto, ya había empezado el coro de gente vomitando y se oía algún que otro sollozo entre la vibración del avión por un viento que luego descubrí en las noticas alcanzó los 130km/hora. Cerré los ojos y me agarré de la silla del frente. Oí un estruendo que me forzó a abrir los ojos. Noté que mis dedos estaban agarrotados de sostener la silla con tanta fuerza. Me ardían los ojos. Descubrí que había llorado tanto que se mezclaba mi crema de cara con las lagrimas y la combinación quemaba mis ojos. 

Logré recordar las palabras de David Hawkins: "nuestras reacciones, también el miedo y el pánico, son una elección..." Entonces tuve un pensamiento que me situó para poder componerme y aceptar el resultado de esta experiencia con plenitud y gratitud: ¡mi hija ha cumplido su primer ciclo de 7 años de vida! He logrado criar a Alexandra Caro Nita hasta los 8 años. Que regalo más estupendo. Mi nena tiene una muy buena base para afrontar la vida. Está rodeada de gente que le quiere. Su padre le adora y si crece a su lado, Alexandra será la que cría al padre. Que experiencia más enriquecedora para ella. Que suerte de vida.    

Me sentí liberada. Plena. Preparada para morir si era lo que tocaba. Afortunadamente aterrizamos en Bursa y las 3 horas que tuvimos que esperar dentro del avión con el olor a vomito mientras que los servicios de emergencia atendían a otros pasajeros que necesitaban cuidados médicos me supieron a gloria. 

Mientras repostaban combustible el piloto nos explicó que volveríamos a despegar e "intentaríamos" otra vez el aterrizaje en Estambul. Claro, lo normal es que te avisen que aterrizarás en tu destino.. no que se hará un "intento" de aterrizar. Me entró la risa. Nos reímos varios. 

De normal el vuelo de Izmir a Estambul tarda una hora. Llegamos a Estambul cinco horas después de despegar de Izmir y al bajar del avión me hice una nota mental de no dar por hecho algo tan importante como poder pisar tierra firme.


                                                      La ruta de la primera parte del vuelo
 

Sunday, November 17, 2024

¿ya está? ¿esto es lo que hay?

Correr, correr y correr.

Observo en mi comportamiento un claro patrón de llegar a un sitio nuevo y construir una vida para luego, como se dice en España, "salir por patas".

En Washington D.C. monté un lindo apartamento en Tunlaw, al lado de Georgetown University. Cuco, con una cocinita pequeña pero muy completita, una ventana que daba a unos lindos jardines, tenia un trabajo con un claro camino hacía un buen futuro en la capital de la nación. Me gradué de la prestigiosa American University. Y cuando tenía todo alineado y listo para despegar... me mudé a Alemania.

En Colonia tuve no uno, sino varios apartamentos realmente bellos, el que más me encantó y donde estuve más años estaba en Choldwigplatz. Daba a un verdísimo patio interior. Mi carrera iba bien, parecía que podía establecerme en Alemania. Con lo cual, decidí mudarme a España. 

Construí varias vidas en diferentes ciudades: Madrid, Burgos y Barcelona y no sólo eso, sino varias veces en cada ciudad. Cuando todo estaba perfecto, cuando encontré la plantita perfecta para aquella esquina de la casa que le faltaba un poco de verde .. ¿que hice? ... mudarme a China. 

Mi apartamento en Beijing era también muy bello, en la 50ava planta de un gran edificio, a pocos minutos andando de la universidad de Pekín. Todo pintaba bien y claro, me marché una vez estaba todo montado. 

Etc. Etc.  

Siempre he asumido que estoy como huyendo de algo, tal vez de mi misma. 

Pero hace poco... ya con 51 años... logré ver la razón por la cual marcho de los sitios constantemente. Estaba en casa mirando mi apartamento de ahora, pensando en que tal vez me quede en Barcelona, pero me TENGO que cambiar de zona, a una más verde, menos trajinada, con menos turistas, con mejores colegios, etc. Y de repente identifiqué aquella dinámica que me lleva siempre a buscar otro sitio. 

Siento como una especie de vergüenza en admitir que he llegado al sitio donde tengo que estar. No me cabe en el ego afirmar que el sitio donde estoy es el que me corresponde. Osea, que no hay algo mejor para mi en otro sitio. Que no estoy yendo hacia una opción mejor, con gente más inteligente, refinada, de mejor alcance económico, más educada, que va a su casa de playa cada verano, que en invierno marcha a Andorra a esquiar, que habla múltiples idiomas, que son abiertos de mente, etc. 

Es como que si declaro que he encontrado mi sitio significa que he llegado hasta donde soy capaz de llegar... que no hay una "mejor versión" de mi misma.

Entonces, he decidido con propósito y aplomo que estoy donde tengo que estar. Que no me voy a otra zona a buscar lo que no se me ha perdido. Que quiero cambiar esta programación que he identificado. Quiero explorar las oportunidades que este sitio donde estoy ahora me ofrece. Miro a mi alrededor y veo sólo posibilidades. Por fin tengo ganas de vivir la vida que tengo. No una que imagino por ceder antes mis complejos y mis miedos. 

Quiero vivir dentro de mis posibilidades. Quiero habitar las oportunidades que se me presentan. Quiero acoger esto que tengo, apreciarlo, disfrutarlo, amarlo. Que suerte que tengo. Gracias vida. Gracias apartamento. Gracias Barcelona. ¡Gracias Albasarí por existir en este sitio en este momento!!! 



Saturday, July 9, 2022

Pero, ¿con 5 años TODAVÍA no te nada?

    Hace casi 6 años mi hija sobrevivió una lucha de 26 horas por nacerIntentamos el parto sin epidural y sin inducir, pero acabamos sometidas a una cesárea de emergencia. Tras un día entero de esfuerzos y muchas horas sentadas en la pelota de pilates mi bebé no logro posicionarse para lograr el parto natural.  
    
    Después de tantas horas oí a la enfermera decir que mi hija se empezaba a ahogar. Me abrieron el vientre en el pasillo de camino al quirófano. Las ruedas de la camilla aún giraban cuando sentí el bisturí cortar mi abdomen. En cuestión de segundos el espíritu luchador de Alexandra había superado su primer reto: el de no morir.   

    Años después al contarle a mi psico oncóloga que Alexandra tenía una gran aversión al agua y que mis intentos de apuntarla a natación nos habían causado más trauma que beneficios, la doctora dio por hecho que habíamos sobrevivido un parto muy difícil. Hasta ese momento yo no había conectado algo que ahora me parece más que obvio.  

    Decidí pues no forzar a mi hija a nadar e intentar enseñarle yo con la máxima dedicación y paciencia requeridas. Acordé con mi nena de hacer media hora de natación diaria en Miami aprovechando que tenemos piscina. Las clases empezaron bien: cada mañana dábamos un "pasito despacito" y nos íbamos sintiendo incrementalmente motivadas.     
    
    Celebrábamos cualquier logro, por más mínimo que fuese: sumergir la nariz debajo del agua 2 segundos: ¡BRAVO!!, mover los brazos dentro del agua como una mariposa: ¡BRAVO!  Pasamos dos semanas encantadas y orgullosas con nuestro progreso. 

    Antes de ayer fuimos a casa de mi tía y Alexandra quiso demostrar su maestría en la piscina. Toda orgullosa desplego los aprendizajes de los últimos 10 días. Pero las expectativas de mi tía no se vieron cumplidas: "Esa niña no sabe nadar. Es un peligro una niña tan grande que no sabe ni nadar."

    Al caer en cuenta que, aunque habíamos avanzado mucho, en efecto mi hija seguía sin saber nadar empecé a dudar de mi estrategia. En lugar de actuar como un parachoques, yo misma empecé a cuestionarle y a presionarle. Le critiqué abiertamente. Puse en duda sus ganas de aprender. No fui la madre que me hubiese gustado ser en ese momento. 

    Ayer en la piscina de mi madre una vecina me dijo que sus nietos ya nadaban con 2 años. Me sentí como la "típica" madre alcahueta y sobreprotectora por haber cedido a desapuntarla de natación. Nuevamente opté por intimidar y asustar a mi hija. Mi Alexandra me respondía: "mommy, I'm trying. Mom, yo sé hacer otras cosas, pero no nadar."  

    Le expresé toda mi rabia tras aguantar años de presión, de comparaciones, de sentirme inadecuada. Sentí que los hombros se me encogían hasta casi tocar mis lóbulos. Noté que perdía la empatía hacia mi hija y hacia mi misma. Ella se defendía bien de mis acusaciones. 

    De repente vi que sumergió su cabecita debajo del agua y empezó a moverse con la maestría de alguien que lleva años nadando. Me preguntó: "mommy, are you happy? are you proud?".  Logre despejar mi nube de frustración y vi a mi nena tan pura; tan ansiosa por complacerme. De inmediato le pedí disculpas por mi comportamiento. Me dijo: "mami, lo hiciste muy bien. ¡Ya aprendí a nadar!"



Las clases de natación resultaron ser una importante lección para ambas.



















Sunday, April 17, 2022

TAL VEZ DEBERÍAS ...

    Estas últimas semanas he tenido la suerte de recibir varias visitas muy deseadas en casa. Percibí mi emoción y anticipación ante la oportunidad de reconectar con estas personas principalmente como cariño e interés por sus más recientes experiencias. 
    
    Pero las palabras de mi psicooncóloga la última vez que fui a un grupo de apoyo para sobrevivientes de cáncer me dejaron pensando en que realmente lo que yo añoraba ante todo era la oportunidad de darles mi opinión sobre sus vidas. 

    Cada sesión de grupo de apoyo me da tantísima perspectiva y de forma tan inesperada que veo con innegable claridad las curvas y longitud del camino al entendimiento de mi propio ego. Es un camino por momentos con mucho tráfico y a su vez pueden pasar meses sin pasar por él.     

    A menudo doy por hecho que cuando alguien me cuenta algo es para que yo de mi perspectiva o para que emprenda alguna acción. La reacción típicamente femenina es la de dar consejo. La masculina es la de resolver el problema. Pero realmente cuando alguien nos comparte su realidad la escucha activa y empática es la mejor práctica. Al menos de que se nos pida nuestra opinión o ayuda específicamente no hay lugar para darla. 

    La psicooncóloga nos hizo el llamamiento a las 5 mujeres que fuimos ese día al grupo a escuchar atentamente y pedir permiso activamente antes de compartir nuestra opinión. El preguntar: "si te parece bien te puedo decir mi punto de vista". 

    Yo pensé que había aprendido mi lección y en una conversación con mi prima que vive en Alemania y es una de las visitas que recibí recientemente le pedí disculpas por darle mis opiniones como si me las hubiese pedido. 

    A los pocos días me fui a Bélgica a visitar a la tía de mi hija por parte de padre. Y como no podría ser de otra manera, el reaprendizaje está en los matices: me vi sentada en su gran jardín en Ost-Vlaanderen disfrutando de un delicioso crepe relleno de queso fresco y dándole mi opinión enmascarándola como escucha empática. Mi voz decía: "Bueno, yo en estos casos hago tal y tal..."  

    Ahora después del hecho y ya sentada en el sofá de casa bebiendo mi infusión de roibos caigo en cuenta de que mi ego travieso encontró otra manera de controlar la situación. 

    Cada lección la aprendemos una y otra vez, cada vez con un matiz un pelín diferente. Lo suficientemente diferente para darnos la oportunidad de profundizar un pelín más. ¡Así de generosa es la vida: siempre nos dará la oportunidad de aprender la misma lección una y otra y otra y otra vez!