Correr, correr y correr.
Observo en mi comportamiento un claro patrón de llegar a un sitio nuevo y construir una vida para luego, como se dice en España, "salir por patas".
En Washington D.C. monté un lindo apartamento en Tunlaw, al lado de Georgetown University. Cuco, con una cocinita pequeña pero muy completita, una ventana que daba a unos lindos jardines, tenia un trabajo con un claro camino hacía un buen futuro en la capital de la nación. Me gradué de la prestigiosa American University. Y cuando tenía todo alineado y listo para despegar... me mudé a Alemania.
En Colonia tuve no uno, sino varios apartamentos realmente bellos, el que más me encantó y donde estuve más años estaba en Choldwigplatz. Daba a un verdísimo patio interior. Mi carrera iba bien, parecía que podía establecerme en Alemania. Con lo cual, decidí mudarme a España.
Construí varias vidas en diferentes ciudades: Madrid, Burgos y Barcelona y no sólo eso, sino varias veces en cada ciudad. Cuando todo estaba perfecto, cuando encontré la plantita perfecta para aquella esquina de la casa que le faltaba un poco de verde .. ¿que hice? ... mudarme a China.
Mi apartamento en Beijing era también muy bello, en la 50ava planta de un gran edificio, a pocos minutos andando de la universidad de Pekín. Todo pintaba bien y claro, me marché una vez estaba todo montado.
Etc. Etc.
Siempre he asumido que estoy como huyendo de algo, tal vez de mi misma.
Pero hace poco... ya con 51 años... logré ver la razón por la cual marcho de los sitios constantemente. Estaba en casa mirando mi apartamento de ahora, pensando en que tal vez me quede en Barcelona, pero me TENGO que cambiar de zona, a una más verde, menos trajinada, con menos turistas, con mejores colegios, etc. Y de repente identifiqué aquella dinámica que me lleva siempre a buscar otro sitio.
Siento como una especie de vergüenza en admitir que he llegado al sitio donde tengo que estar. No me cabe en el ego afirmar que el sitio donde estoy es el que me corresponde. Osea, que no hay algo mejor para mi en otro sitio. Que no estoy yendo hacia una opción mejor, con gente más inteligente, refinada, de mejor alcance económico, más educada, que va a su casa de playa cada verano, que en invierno marcha a Andorra a esquiar, que habla múltiples idiomas, que son abiertos de mente, etc.
Es como que si declaro que he encontrado mi sitio significa que he llegado hasta donde soy capaz de llegar... que no hay una "mejor versión" de mi misma.
Entonces, he decidido con propósito y aplomo que estoy donde tengo que estar. Que no me voy a otra zona a buscar lo que no se me ha perdido. Que quiero cambiar esta programación que he identificado. Quiero explorar las oportunidades que este sitio donde estoy ahora me ofrece. Miro a mi alrededor y veo sólo posibilidades. Por fin tengo ganas de vivir la vida que tengo. No una que imagino por ceder antes mis complejos y mis miedos.
Quiero vivir dentro de mis posibilidades. Quiero habitar las oportunidades que se me presentan. Quiero acoger esto que tengo, apreciarlo, disfrutarlo, amarlo. Que suerte que tengo. Gracias vida. Gracias apartamento. Gracias Barcelona. ¡Gracias Albasarí por existir en este sitio en este momento!!!